
El proceso de potabilización comienza captando agua cruda de fuentes subterráneas como pozos profundos, punteras, drenes y norias.
Esta agua es desinfectada mediante la adición de hipoclorito de calcio disuelto en agua, utilizando una bomba dosificadora. De esta manera, se garantiza su calidad microbiológica y se convierte en agua apta para el consumo.
La distribución del agua se realiza de forma gravitacional a través de estanques elevados a 25 metros y se distribuye a la población mediante redes de agua potable.
